viernes, 2 de septiembre de 2011

maquina inteligente

La ciencia de tu vida

“La tinta del sabio es más sagrada que la sangre del mártir”

¿Máquinas inteligentes?

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“¿Qué está haciendo, Dave?” Preguntó el computador HAL 9000, verdadero sistema nervioso de la nave espacial Descubrimiento. Por alguna razón, HAL se había vuelto loco. Bowman sacaba con cuidado las tarjetas de las secciones Realimentación Cognoscitiva, Reforzamiento del Ego, Auto-Intelección… “¿Sentirá dolor?” pensó.
En 2001: Una Odisea Espacial el escritor de ciencia-ficción Arthur C. Clarke plantea el problema de un ordenador que, literalmente, se vuelve loco por no poder cumplir dos órdenes contradictorias. Es una locura de una máquina inteligente. Pero, ¿Puede pensar una máquina? ¿Se podrán construir algún día ordenadores como HAL?
El problema no es tan simple como parece. ¿Cuándo decimos que algo o alguien tiene un comportamiento inteligente? Quizá lo primero que deberíamos hacer es echar un vistazo a la inteligencia humana. Aquí empieza el primer problema: nadie se pone de acuerdo a la hora de definir la inteligencia. ¿Es el razonamiento lógico una prueba de inteligencia? Hace cuarenta años se pensaba que inteligencia era jugar al ajedrez o demostrar teoremas, luego el día que las máquinas lo hicieran se las debería considerar inteligentes. No hemos necesitado mucho tiempo para desarrollar máquinas capaces de codearse con maestros internacionales y de encontrar demostraciones nuevas a teoremas de matemáticas.
Entonces los críticos dijeron que eso no era símbolo de inteligencia. Los seres humanos opinan, juzgan, escriben libros,… en definitiva, se comunican. La capacidad de comunicarse mediante el lenguaje, interpretando textos y respondiendo adecuadamente es una característica básica de los seres inteligentes. Ahora existen máquinas capaces de comprender textos no ambiguos como los informes médicos y responden a ellos apropiadamente, con un diagnóstico. Hay métodos de reconocimiento de voz, hay lectores de textos que leen, eso sí, sin la calidez y emoción de un ser humano. Pero, ¿es eso inteligencia?
Los defensores de la inteligencia artificial dicen que los críticos han ido redefiniendo el concepto de inteligencia en función de lo que logran las máquinas. Si un matemático es capaz de demostrar un complicado teorema, entonces es síntoma de inteligencia, pero en cuanto lo hace un ordenador, deja de serlo. Si un médico es capaz de diagnosticar una enfermedad entonces es inteligente; si lo hace un programa, no. Se les está pidiendo a las máquinas que sean inteligentes en todo, cosa en que los seres humanos fallamos estrepitosamente —es evidente que no todos podemos demostrar complicados teoremas—. ¿No tendremos miedo a dejar de ser únicos?

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